Esto se refleja en la apariencia de la piel, se percibe más saludable y rejuvenecida.
Los resultados son visibles des de la primera sesión, pero sin duda si queremos resultados más óptimos mi recomendación es realizar de 8 a 10 sesiones seguidas, una vez a la semana. Todo depende de la persona, sus intenciones y su gestión emocional.
Es importante entender que la acupuntura (ni ningún tratamiento) pueden eliminar las arrugas de forma permanente, pero si podemos conseguir atenuar y reducir su profundidad y apariencia.
Me enamoré de la acupuntura facial japonesa, por su manera de trabajar la belleza, de poder trabajar con un tratamiento Well Aging, sin necesidad de utilizar técnicas que sean perjudiciales para la salud. Al igual que me fascinó su filosofía, el Wabi-Sabi, hay una parte de mí que resuena mucho con ella.
Se inspira en la naturaleza, de ser perfecta y estar llena de imperfecciones a la vez, permite venerar la autenticidad y celebrar las imperfecciones de la vida. Nos aporta la lección de disfrutar de los momentos tal y como vienen, sin expectativas.
Las cicatrices, los arañazos, las arrugas e imperfecciones de nuestro cuerpo son, según esta filosofía, un recordatorio de nuestras experiencias. Eliminarlos por completo sería como ignorar las complejidades de la vida. Y abrazarlos nos permite una vida más plena y más feliz.
Es por ello, que siempre hablo de Slow Life y Well Aging, es la manera más sanadora, de mantener nuestra piel saludable, de ignorar por completo aquello que nos venden constantemente y no es real, de dejar a un lado los tratamientos estéticos perjudiciales para la salud y abrazar la belleza y tratamientos naturales que no sean invasivos para nuestro organismo.
La belleza está íntimamente entrelazada con la imperfección y la impermanencia de las cosas, así como en aceptar pacífica y serenamente el ciclo de la vida.